Nuestra vida
puede ser
como un hermoso
bordado,
si sabemos contemplarla
si sabemos contemplarla
por el lado
adecuado.
Ya sabemos que el bordado
tiene su lado
revés;
son los nudos y
garabatos
que se forman al
tejer.
Si miramos el
bordado
por el lado de
abajo,
no nos gusta ni
entendemos
cual es su
significado.
Pero si damos la
vuelta
nos vamos a
sorprender,
de las grandes
maravillas
que en el derecho se
ven.
Entonces
comprenderemos
del revés su
sentido;
han sido
imprescindible
para bordar el
tejido.
Toda persona humana
de cualquier raza o
color,
va tejiendo su
bordado
con trabajo y con
sudor.
Al final de nuestra
vida
quedaremos
sorprendidos,
del bordado que
hemos hecho
con la variedad de
los hilos.
Estos hilos que
tenemos
de toda clase y
colores,
son las alegrías y
gozos
las penas y
sinsabores.
Son los pecados y
faltas,
las propias
limitaciones,
también lo son las
virtudes
los fracasos y los
dones.
Con este gran
potencial
y con tanta
variedad,
es una obra de arte
la que podemos
bordar.
Hemos de tener
presente
que en el revés del
bordado
han de estar
nuestros fracasos,
las penas y los
pecados.
Pero que al darle la
vuelta
podamos bien
contemplar,
lo que gracias a
estas cosas
hemos podido bordar.
Con los pecados
reparados
podemos todos
bordar,
humildad y santidad,
sabiduría y bondad.
Con las penas y
fracasos
bordamos la
comprensión,
esto nos va
madurando
y crece la
compasión.
Y con nuestras
limitaciones
aceptadas con amor,
le daremos más
realce,
más brillo y más
color.
Este tapiz tan
hermoso
trabajado con sudor,
Dios lo ama, lo
valora
y lo bendice con su
amor.